abril 1, 2023

Cuantos asteroides hay en el universo

Meteor

El hecho de que los objetos visualmente oscuros -como los asteroides- se detecten mejor en el infrarrojo podría explicar la discrepancia entre los resultados visibles e infrarrojos. Para un telescopio óptico, el brillo de un asteroide depende de la luz visible que refleja del Sol. En cambio, las observaciones con telescopios infrarrojos detectan el «calor» del asteroide, que no depende tanto de la luz solar reflejada, sino de la luz solar absorbida.Como ejemplo, consideremos dos esferas del mismo tamaño y situadas cerca una de otra en el cinturón de asteroides, una de las cuales refleja diez veces más la luz visible que incide sobre ella que la otra. Vista por un telescopio óptico, la esfera que refleja más luz parece diez veces más brillante que la otra, que podría ser incluso invisible, pero para ISO ambas esferas serían visibles. En realidad, la esfera «oscura» aparecería más brillante en el infrarrojo porque tendría una temperatura más alta (al haber absorbido más luz solar).

Tedesco asume que tanto la búsqueda en el visible como en el infrarrojo pueden tener sus propios sesgos, razón por la cual los resultados dados tienen un margen de error. Teniendo en cuenta tanto los resultados en el visible como en el infrarrojo, la «mejor estimación» sería de «1,2 millones de asteroides mayores de 1 kilómetro en el cinturón principal, más o menos 500.000», afirma Tedesco.La mejor estrategia para hallar la distribución del tamaño de los asteroides, según este experto, es combinar observaciones casi simultáneas en el infrarrojo y en el visible. «Proporcionan distintos tipos de información y, por tanto, desempeñan un papel complementario en la búsqueda de la distribución del tamaño de la población de asteroides», afirma.

Cómo se forman los asteroides

El año pasado, Jeff Bezos se lanzó al espacio, mientras que Elon Musk financió un vuelo espacial para una tripulación no astronauta. Las colaboraciones espaciales entre entidades gubernamentales y privadas, como SpaceX de Musk y Blue Origin de Bezos, son cada vez más habituales. Pero con la reciente aparición del llamado movimiento «Nuevo Espacio», las empresas aeroespaciales están trabajando para desarrollar un acceso de bajo coste al espacio para todos, no solo para los multimillonarios.

«Nuestro trabajo vive en el límite entre la ciencia y la ciencia ficción», afirma Frank. «Tomamos una idea de ciencia ficción que ha sido muy popular recientemente -en programas de televisión como The Expanse, de Amazon- y ofrecemos una nueva vía para utilizar un asteroide para construir una ciudad en el espacio».

En 1972, la NASA encargó al físico Gerard O’Neill que diseñara un hábitat espacial que permitiera a los humanos vivir en el espacio. O’Neill y sus colegas elaboraron un plan para los «cilindros de O’Neill», metrópolis espaciales giratorias formadas por dos cilindros que giraban en direcciones opuestas, con una varilla que conectaba los cilindros en cada extremo. Los cilindros girarían lo suficientemente rápido como para proporcionar gravedad artificial en su superficie interior, pero lo suficientemente despacio como para que las personas que vivieran en ellos no sufrieran mareos.

Comentarios

La mayor parte de estos antiguos escombros espaciales orbitan alrededor del Sol, entre Marte y Júpiter, en el cinturón principal de asteroides. El tamaño de los asteroides varía desde Vesta, el mayor con 530 kilómetros de diámetro, hasta cuerpos de menos de 10 metros de diámetro. La masa total de todos los asteroides juntos es inferior a la de la Luna terrestre.

La mayoría de los asteroides tienen forma irregular, aunque algunos son casi esféricos, y a menudo presentan picaduras o cráteres. Al girar alrededor del Sol en órbitas elípticas, los asteroides también rotan, a veces de forma bastante errática, dando tumbos sobre la marcha. Se sabe que más de 150 asteroides tienen una pequeña luna compañera (algunos tienen dos lunas). También existen asteroides binarios (dobles), en los que dos cuerpos rocosos de aproximadamente el mismo tamaño orbitan uno alrededor del otro, así como sistemas de asteroides triples.

Las órbitas de los asteroides pueden verse alteradas por la enorme gravedad de Júpiter y por ocasionales encuentros cercanos con Marte u otros objetos. Estos encuentros pueden sacar a los asteroides del cinturón principal y lanzarlos al espacio en todas direcciones a través de las órbitas de los demás planetas. En el pasado, asteroides y fragmentos de asteroides han chocado contra la Tierra y otros planetas, y han desempeñado un papel fundamental en la alteración de la historia geológica de los planetas y en la evolución de la vida en la Tierra.

Meteoroide

Imágenes de asteroides visitados que ilustran su diferencia: 243 Ida con su luna Dactyl (el punto de 1-2 km de tamaño a la derecha), 433 Eros el primer asteroide orbitado y en el que se aterrizó (2001) y Ceres un asteroide considerablemente mayor y planeta enano de 1.000 km de diámetro.

Un asteroide es un planeta menor del Sistema Solar interior. Los tamaños y formas de los asteroides varían considerablemente, desde rocas de 1 metro hasta un planeta enano de casi 1.000 km de diámetro; son cuerpos rocosos, metálicos o helados sin atmósfera.

De los aproximadamente un millón de asteroides conocidos[1], el mayor número se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter, a unas 2 a 4 UA del Sol, en el cinturón principal de asteroides. Los asteroides se clasifican generalmente en tres tipos: Tipo C, Tipo M y Tipo S. Éstos reciben su nombre y suelen identificarse con composiciones carbonáceas, metálicas y silicáceas, respectivamente. El tamaño de los asteroides es muy variable; el mayor, Ceres, tiene casi 1.000 km de diámetro y se considera un planeta enano. La masa total de todos los asteroides combinados es sólo el 3% de la de la Luna terrestre. La mayoría de los asteroides del cinturón principal siguen órbitas estables ligeramente elípticas, giran en la misma dirección que la Tierra y tardan entre tres y seis años en dar una vuelta completa al Sol[2].