Hepatosiderosis dismetabólica
La cuantificación del hierro hepático y miocárdico puede realizarse de forma no invasiva con la RMN. La IRM puede cuantificar un parámetro llamado «T2*», que es un indicador de la cantidad de hierro en el hígado y el miocardio. Cuanto más pequeño sea el T2*, mayor será el depósito de hierro.
El recíproco de T2* se denomina R2*, es decir, R2* = 1/T2*. La concentración de hierro en el hígado y el miocardio es directamente proporcional a R2*. Por lo tanto, la RM puede utilizarse para diagnosticar la sobrecarga de hierro y para guiar de forma no invasiva el tratamiento de quelación en caso de sobrecarga de hierro. Si bien la RM es precisa en esta evaluación, la obtención de buenos resultados requiere que se realice en un centro con experiencia y que se preste atención a los detalles técnicos.
Protocolo de resonancia magnética de la hemocromatosis siemens
donde es la amplitud de la señal en el tiempo 0, con su valor de ajuste inicial fijado en 1,5 o 5,0 veces de la señal máxima del primer eco para cada píxel para los casos largos o cortos; se fija inicialmente en 10 mseg; y C representa el ruido cuyo valor de ajuste inicial se fijó en el ruido de fondo. El ruido de fondo se midió a partir de un pequeño ROI en la dirección de la frecuencia; su media se utilizó como umbral para enmascarar aproximadamente la imagen antes del ajuste. Cuando hay grasa en el hígado, la señal de RMN en el hígado puede representarse mediante
donde es la amplitud de la señal de agua, es la amplitud de la señal de grasa, y es la diferencia de frecuencia agua-grasa que es de unos 220 Hz a 1,5 T. Otros parámetros son los mismos que en (1).Después de ajustar la curva utilizando (1) o (2), el valor de hierro, Fe en mg/g (peso seco), se calculó basándose en una relación lineal previamente validada entre el hierro y el valor en Hz [8]:
por el método de adquisición dual (Figura 1(a)). Los datos fueron adquiridos por el protocolo de TE largo (Figura 1(b)). Los datos del mismo paciente fueron adquiridos por el protocolo de TE corto, había más puntos de datos en la zona de la curvatura. Es obvio que los datos adquiridos por el protocolo de TE corto generaron un mejor ajuste para el
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El hierro es esencial para muchas funciones celulares del cuerpo humano. La mayor parte del hierro necesario para las necesidades primarias del organismo es reciclado de los glóbulos rojos senescentes por el sistema reticuloendotelial. En condiciones fisiológicas, el metabolismo del hierro se mantiene dentro de un estrecho margen. El hierro de la dieta es absorbido en pequeñas cantidades (unos 1-2 mg/día) por los enterocitos duodenales. Casi la misma cantidad de hierro se pierde por la descamación de la mucosa gastrointestinal, las células de la piel y la pérdida de sangre [1].
Tras ser absorbido por el intestino, el hierro circula por la sangre unido a la proteína portadora transferrina antes de su uso y almacenamiento intracelular. Aproximadamente el 80% del hierro corporal total es funcional y se utiliza en la médula ósea para la eritropoyesis o se localiza en la mioglobina o en las enzimas que contienen hierro. El 20% restante se almacena principalmente en las proteínas de depósito intracelular ferritina y hemosiderina, una forma parcialmente desnaturalizada de la ferritina. El hígado es el principal órgano de almacenamiento de hierro, pero la ferritina también puede almacenarse en el bazo y la médula ósea. La ferritina facilita la movilización del hierro en función de las necesidades del organismo. La reserva de ferritina sérica circulante procede principalmente del hígado y de las células reticuloendoteliales [1, 2].
Valores t2* del hígado
Se realizaron exámenes de resonancia magnética del hígado en 53 pacientes con sospecha clínica de sobrecarga de hierro hepático y en 21 sujetos de control. Las concentraciones de hierro en el hígado fueron estimadas por dos examinadores que no conocían los grupos. Los examinadores emplearon el mapeo automatizado de T2* y T1, así como el método manual de T2* y la relación de intensidad de la señal. Se analizó la precisión mediante curvas ROC. La concordancia interobservador e intraobservador se analizó mediante el cálculo de los coeficientes de correlación intraclase de dos vías.
El área bajo la curva ROC (para discriminar entre pacientes y controles) fue de 0,912 para el mapeo automatizado de T2*, de 0,934 para el método de la relación señal-intensidad, de 0,908 para el mapeo manual de T2* y de 0,80 para el mapeo de T1, difiriendo este último método significativamente de los otros tres. El nivel de acuerdo interobservador e intraobservador fue bueno (coeficiente de correlación intraclase, 0,938-0,998; p < 0,05). Las correlaciones de la cartografía T1, aunque siguen siendo significativas, fueron menores.
A 1,5 T, el mapeo T2* es una herramienta rápida que se muestra prometedora para el diagnóstico de la sobrecarga de hierro en el hígado, mientras que el mapeo T1 muestra menos precisión. El rendimiento del mapeo T1 es más pobre que el de los métodos T2*.